Si echamos un vistazo a las redes sociales o a internet en general es fácil encontrar más de un reclamo de dieta milagrosa que nos promete bajar de peso en tiempo récord.
Son muchas personas las que se atreven a probar atraídas por los supuestos resultados que van a experimentar en su cuerpo en poco tiempo. Unos resultados que nunca llegan o que para conseguirlos tenemos que hacer unos sacrificios alimenticios imposibles de cumplir y que pueden poner en serio peligro nuestra salud.
Qué es una dieta milagrosa
Las dietas milagrosas son aquellas que se ponen de moda cada año muchas veces porque se dice que tal o cual personaje famoso la sigue o ha seguido en algún momento para tener el físico envidiable que luce hoy en día.
En la mayoría de ellas, por no decir en todas, ni siquiera hay un estudio nutricional que la avale y tienen como eje central el consumo casi exclusivo de alimentos milagrosos para bajar de peso, como ocurre por ejemplo con la dieta de la piña, la dieta del pomelo o la de la alcachofa.
En otras ocasiones, parte de su negocio consiste en vendernos productos milagro para bajar de peso, como son batidos preparados, snacks u otra serie de productos preparados que se utilizan generalmente como sustitutos de una comida completa.
Se dirigen a un público general sin tener en cuenta las necesidades nutricionales de cada persona, su estilo de vida o si padece alguna enfermedad que pueda interferir con ella.
Cómo funcionan las dietas milagro
Las dietas milagro venden una fórmula casi mágica para adelgazar que consiste en cambiar por completo nuestra ingesta de alimentos, con los que se supone que vamos a quemar todas las grasas que se concentran en nuestro cuerpo sin esfuerzo, de forma rápida y sencilla.
Algunas de las más conocidas son la dieta Dukan, con un plan por fases centrado en el consumo de proteínas, o en los últimos tiempos la dieta paleo, en la que se incluyen los alimentos que se pueden obtener de la recolección y la caza, como hacían hace 10 000 años nuestros ancestros.
Algo que nos llevaría muchos meses de trabajo, podemos conseguirlo en tan solo una semana, por lo que la palabra “temporal” juega un papel muy importante. Visto así, es normal que este eslogan sea muy tentador para cualquier persona que quiera deshacerse de esos kilitos de más que no logra quitarse desde hace años.
Una dieta milagro tiene un plan de comidas muy estricto y concreto que no podemos saltarnos y en el que hay una reducción drástica de calorías.
Esto es lo que hace que bajemos de peso en poco tiempo, pero también donde está la trampa. Y es que lo que se pierde con estos regímenes tan poco saludables suele ser agua y músculo, pero no grasa corporal, que se mantiene prácticamente igual.
Riesgos de seguir una dieta milagrosa
Uno de los efectos de la dieta que trae consigo realizar estos cambios de hábitos alimenticios extremos es que nuestro organismo se resienta por esa falta de nutrientes esenciales y estemos más débiles y cansados, llegando incluso a manifestar problemas de salud mayores como dolores de cabeza o anemia.
También puede afectar al plano psicológico haciendo que nos sintamos más nerviosos de lo normal y hasta irascibles.
Además, seguir una dieta de este tipo durante un largo periodo de tiempo no es llevadero, terminamos desistiendo y volviendo a nuestro peso habitual, o incluso mayor, que es lo que se conoce como efecto rebote o yoyó.
Para adelgazar sin riesgos para la salud es esencial hacer una dieta controlada y personalizada dirigida por expertos nutricionistas y, siempre, combinándola con la práctica del deporte para perder grasa y conservar la masa muscular.
Plan 90 Días Online
Nuestro programa de nutrición y de entrenador personal online está basado en el estudio en profundidad de las necesidades energéticas de cada individuo.
Nuestros nutricionistas ajustan los nutrientes en función a las características personales y sus demandas metabólicas, asegurando que la pérdida de peso corresponde
fundamentalmente a grasa y no a la masa muscular lo que evita el indeseado “efecto rebote”.
El éxito de Plan 90 días reside en el establecimiento de objetivos que se han de cumplir semana a semana, evaluando de forma continua, que el plan de alimentación está siendo eficaz y buscando alternativas en caso de que no se alcancen los objetivos.
¡Nada puede salir mal!